Debemos considerar este artículo como una segunda parte del escrito por nuestro compañero Paco Acosta, publicado en el blog 'Alumnos del Ramiro de Maeztu Promoción de 1964' el 28 de febrero de 2014.
Un bien documentado escrito, de lectura obligada para entender mejor lo que ahora ampliamos, al que podéis acceder a través de este enlace.
En él, Acosta, tras una concienzuda investigación, nos mostraba las pruebas evidentes de que esa estatua estuvo a punto de ser colocada en el Ramiro... ¿o fue todo un bien condimentado paripé, urdido por alguien (parece que, de ser cierta esta 'conspiranoica' teoría, ese 'alguien' no pudo ser más que el propio Franco o una persona muy próxima a él) quien, desde un principio, tenía decidido que la gran figura de José Antonio no debería competir en protagonismo con la del Caudillo?
No cabe duda de que esto es una posibilidad real, aunque nos parece más probable (no deja de ser una opinión) que Franco aceptase, en principio, la propuesta de realizar la estatua, sin tener tomada la decisión final, que él mismo dejaría pendiente del transcurso de los acontecimientos y de su posterior opinión al respecto.
Lo que sí parece probado es que en mayo de 1942, durante la visita del Jalifa al Ramiro (perfectamente documentada, tanto a nivel gráfico como escrito), le fue mostrado el boceto de la ya casi terminada estatua ecuestre de Franco (Orduna), y el de la de José Antonio (Capuz). Sin embargo, mientras era bien sabido que la primera sería colocada en el centro de la plaza, justo delante de la entrada principal del instituto, nada sabemos del lugar al que estaba destinada la del fundador de Falange.
En el texto de arriba descubrimos otro misterio, digno de ser investigado: ¿Estaba previsto instalar en el instituto una "fuente monumental"? ¿Dónde?
Unos días después de la visita del Jalifa (en cuyas fotos, conservadas en el archivo de la Agencia EFE, pueden verse detalles interesantes, como que la Minerva ya estaba situada delante del 'Parque de Juegos Infantiles', junto a la entrada de Serrano; que las tribunas del campo de fútbol no estaban construidas; que la plaza aún permanecía sin la estatua de Franco; y que un gran montón de ladrillos situados junto a la escalera que, desde esa misma plaza, da acceso al campo de fútbol sugerían que el edificio de los talleres ya estaba empezando a levantarse), nos consta que la estatua de Franco montado en su caballo 'Imperio' fue expuesta en el madrileño Círculo de Bellas Artes; acto del que daría debida cuenta el diario ABC del 3 de junio de 1942. Poco tiempo más tarde, sería colocada en su definitiva ubicación del Ramiro.
Paco Acosta nos explica en su artículo que las escasas informaciones sobre la prevista escultura de José Antonio fueron un tanto inconcretas, ya que, en algún momento, no estuvo claro, al menos para parte de la prensa, si lo que estaba preparando Capuz era un busto o una escultura de cuerpo entero.
La realidad es que Capuz también hizo (un año más tarde, en 1943) un busto de José Antonio, pero no fue para el Ramiro, y como la noticia, publicada en ABC, sobre la citada visita del Jalifa decía "busto", leída con ojos de hoy, podía crear confusión, pero hay que interpretar que fue una equivocada licencia periodística.
Todas las dudas las disipó el propio Paco Acosta más adelante, pues, finalmente, encontró en la hemeroteca una información que a todos nosotros nos pareció irrefutable. Publicada el 11 de diciembre de 1942, aparecía en la sección 'Notas Gráficas de Actualidad' del diario ABC esta fotografía:
"Los ministros de Educación Nacional y de Agricultura, señores Ibáñez Martín y Primo de Rivera, contemplando en el estudio del ilustre artista Capuz, la estatua, modelada por éste, de José Antonio, con destino al Instituto Ramiro de Maeztu.
(Foto V. Muro)".
Por lo que vemos en la fotografía que publicó ABC, la figura ya estaba lista en esa fecha para, a continuación, crear el molde que permitiese el posterior proceso de fundición del bronce. Es más que probable que fuese recientemente terminada por José Capuz y se concertase la visita oficial de las autoridades para dejar constancia del momento.
Sin embargo, esa fotografía parecía ser el último documento fehaciente de la existencia de esa estatua.
A partir de ese momento, nadie volvió a mencionarla.
¿Llegó a fundirse? Creemos que no.
Aquí podría terminarse la curiosa historia de la desaparecida estatua de José Antonio Primo de Rivera, en la que Capuz estuvo trabajando para que fuese situada en el Ramiro... de no ser por la sorprendente aparición de una fotografía en Inglaterra.
Inmersos en la permanente búsqueda de documentos relacionados con el Ramiro, una de esas habituales casualidades con las que tropiezan quienes nunca cejan en su empeño investigador, nos colocó frente a una fotografía que, a primera vista, parecía la publicada por ABC. Pero no era la misma imagen.
La fotografía pertenecía a un banco de imágenes británico: Bridgeman Images. La principal diferencia aparente con la de ABC era (aparte de la calidad en su resolución, claro) su formato apaisado, en contraste con el vertical de la que ya conocíamos. Sin embargo, pronto pudimos comprobar que había más diferencias entre ambas. Sin la menor duda, eran dos instantáneas tomadas sucesivamente, en las que las personas retratadas permanecían en la misma posición, pero mirando en otras direcciones y con gesto ligeramente distinto (a excepción del ministro Ibáñez Martín, quien permanecía casi impertérrito en ambas).
Dejaremos para más adelante los comentarios sobre los cuatro personajes del segundo plano, para centrarnos en la figura de José Antonio. Observemos la fotografía:
Efectivamente: el brazo derecho de José Antonio está sujeto por un soporte que permite que se mantenga en alto. En realidad, es normal que sea así, porque (ya lo dijo Newton) la gravedad es muy tozuda.
Nos encanta lo bien retocada que está la foto publicada en ABC. Hubiese sido incómodo ver en la prensa que, hasta el propio José Antonio, precisaba de una ayuda tan poco elegante para saludar a los alumnos del Ramiro.
Retomando el tema, apuntado hace unas líneas, de los cuatro asistentes al acto (aparte, claro está, de fotógrafo –Virgilio Muro–, de quien hablaremos luego), empezaremos por decir quiénes son. A la derecha, el ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, quien parece escuchar en esta segunda imagen un comentario de su colega en el Gobierno. Junto a él (y aunque en ningún sitio está confirmado) está el escultor, de aspecto algo mayor de los 58 años que tenía entonces, mirando de reojo al hermano de José Antonio y tratando de disimular una cierta preocupación por lo que parece estar escuchando. El tercero por la derecha es Miguel Primo de Rivera, ministro de Agricultura y hermano menor del protagonista de la escultura, quien, tras observarla en la primera foto (la del ABC) da la impresión de estar, en la segunda, dirigiéndose a Ibáñez Martín. No identificamos al que se encuentra más a la izquierda, si bien nos parece que tiene un aire a Luis Ortiz Muñoz, y no sería raro que el director del instituto en el que iba a colocarse la estatua estuviese presente.
Haciendo uso de una libertad literaria no exenta de buenas dosis de osadía, nos atrevemos a imaginar esta escena teatralizada:
PRIMO DE RIVERA.— (A Ibáñez Martín) Oye, Pepe, no podemos publicar la foto con ese palo sujetando la mano de mi hermano. Queda fatal...
IBÁÑEZ MARTÍN.— (A Primo de Rivera, en voz muy baja) Bueno... ya veremos. Tú no te preocupes, Miguel. (Para sí mismo) Esto no lo aprueba el Caudillo ni harto de vino.
CAPUZ.— (Mirando de reojo a Primo de Rivera, con disimulo. Para sí mismo) Estos energúmenos acaban haciendo un estropicio con mi escultura. Y todavía no me han dicho si puedo fundirla en bronce o tenemos que seguir esperando a no sé qué... Ya decía yo que tenía que haber hecho un busto.
ORTIZ MUÑOZ.— (Levantando la vista hacia el brazo de José Antonio. Para sí mismo) A ver dónde colocamos este trasto... Como lo pongamos al alcance de nuestros alumnos, ese brazo dura menos que un regaliz en la cesta del Pipe.
El fotógrafo fue Virgilio Muro (1891 - 1967), dibujante, fotógrafo y reportero, nacido en Escalona (Toledo). Estudió pintura y dibujo en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1910 empezó a trabajar en ABC como retocador y dibujante, donde permaneció muchos años, llegando a ser director del archivo fotográfico de Prensa Española. En 1960 le fue concedida la Medalla al Mérito en el Trabajo.
Hemos resaltado en negrita 'retocador', detalle de particular relevancia en esta historia.
¿Cuál fue el destino final de la estatua de José Antonio? ¿En qué lugar del Ramiro iba a colocarse?
Seguiremos investigando, pero, teniendo en cuenta la 'ley de silencio' a la que estuvo sometida desde el ya lejano 12 de diciembre de 1942 (tras la ya comentada publicación en el diario ABC del día anterior), no será fácil seguir encontrando pistas fidedignas.
En nuestra modesta opinión, fuera quien fuese (los dos principales sospechosos son Ibáñez Martín y el propio Franco) el responsable de que la estatua no llegase nunca al Ramiro, acertó de lleno con su decisión. Y, con seguridad, no fue sencillo en aquel tiempo.