lunes, 22 de febrero de 2016

Sala de música

De acuerdo, ya no conserva el magnífico sabor que tenía en sus años históricos, pero no deja de ser uno de esos rincones especiales del Instituto, con aroma de otras épocas.
Allí, sentados en unas modernas (y bastante feas) sillas, que en poco (o nada) se parecen a las elegantes butacas de nuestro tiempo, pasamos el glorioso 20 de junio de 2016 una buena parte de la inolvidable jornada del cincuenta aniversario de la promoción de oro (al menos, en ese momento lo era) del Ramiro.

Javier Mendoza toma la palabra

Las viejas y elegantes butacas de la sala de música









Una promoción de oro













Paco Infiesta fue el maestro de ceremonias, siempre eficazmente asistido por Javier Mendoza (pendiente de todos los detalles y, muy especialmente, de los musicales). El presentador oficial fue Fernando Pérez Alonso, quien nos leyó su muy acertado discurso de bienvenida, que transcribo de forma literal, con el fin de que quede constancia escrita de él para las generaciones venideras:

Queridos compañeros y amigos de la inmarcesible (del latín inmarcescibilis: que no se puede marchitar) (marchitar: en segunda acepción del diccionario de la RAE: enflaquecer, debilitar, quitar el vigor, la robustez, la hermosura), PROMOCIÓN 65 del Instituto Ramiro de Maeztu:

Sed bienvenidos a la celebración del Quincuagésimo Aniversario de haber abandonado, forzados por ese destino insaciable que nos ha llevado vaya usted a saber dónde y cómo, estas aulas, estos claustros, estas canchas de baloncesto, el internado, la cruz, el patio de columnas, la estatua.
Pero ¿que han sido cincuenta años? Un soplo la vida. Cincuenta años no es nada, y si ponéis febril la mirada, veréis que errantes en las sombras os buscan y os nombran nuestros queridos catedráticos, profesores, pipero, Chupito, etc. ¡No os vayáis! ¡No os vayáis! Pero qué le íbamos a hacer... Irnos.
Menudos estaban nuestros padres si les decíamos que queríamos seguir unos añitos más en Preu, aunque fuera Preu A, y eso que no sabían lo de las timbas de siete y media, ni las pellas en la bolera, ni lo bien que lo pasábamos fuera de claustros y aulas.
Por eso os aseguro que no importa vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que no olvidaré......mos. 

Cuando estaba preparando este sermoncillo pensaba: “Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida. Tengo miedo de las noches que pobladas de recuerdos encadenan mi soñar.”
Pero ¡qué va! Y venciendo al olvido que todo destruye, revivo mi vieja ilusión y os propongo VOLVER para disfrutar, con la frente marchita, ahora que las nieves del tiempo platearon nuestra sien.

Así que amigos. ¡Carpe diem, quam minimum credula postero!
Ay, ese latín, ese latín, que no os habéis enterado:

Comamos y bebamos que mañana será otro día. Vamos a disfrutar y a pasarlo bien, que a lo peor el Centésimo Aniversario nos coge mayores. Aunque quizás podríamos hacerlo con ocasión del nonagésimo nono que está más cerca..............oye, es cuestión de que lo vaya organizando Paco González en su blog.

Y, tras esta brillante y emocionante alocución (de inequívocos rasgos porteños), los acontecimientos se sucedieron. 





Un par de películas, llenas de imágenes y recuerdos (que ya hemos compartido en este blog), un excelente pianista y joven compañero (Luis Ponce de León), un genial mago de nuestra propia promoción (el gran 'Figno', antes llamado Luis Ignacio Tofiño) y diversas intervenciones de varios compañeros (Motta, Muñoz-Cobo, Gómez Villegas...) nos hicieron pasar un rato estupendo, siempre acompañados de nuestras dos profesoras, Dolores Pisón y Ramona Rey, quienes, como no quisieron perderse ni un momento de nuestra celebración, la presenciaron en primera fila, calificando mentalmente (con evidente benevolencia) a sus antiguos alumnos.



















Dolores Pisón y Ramona Rey

Entretanto, nuestra fotógrafa oficial no paraba de retratar para la posteridad a cuantos tuvimos la suerte de estar aquel día en el Ramiro (imágenes que pronto serán, finalmente, desveladas), incluidos los dos compañeros del 64 (Manolo Rincón y Vicente Ramos) que nos acompañaron en tan importante momento (y a quienes estamos muy agradecidos por su asistencia y cariñosa compañía). 

Pero esos impresionantes documentos gráficos individuales, llegarán un poco más adelante...

La promoción de oro, desde la retaguardia

1 comentario:

  1. Fue un muy agradable día. Encantado de acompañaros. Deseo que el 100º aniversario no os coja muy mayores.

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