jueves, 21 de enero de 2016

Con el mundo a nuestros pies

Nuestra visita al Ramiro del día 20 de junio de 2015 llegó a su punto más alto (literalmente hablando) cuando subimos a la terraza del edificio principal del Instituto. Un lugar al que muchos nunca habíamos accedido y desde el que se comprueba lo que siempre nos pareció a todos: el Ramiro domina el mundo. Al menos, siendo un poco más modestos, domina Madrid (que no es el mundo, pero casi).
Fue un momento muy particular, en el que, bajo el infinito cielo azul de junio, pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares y de un perfil de la ciudad radicalmente distinto al que hubiésemos contemplado en nuestros años de bachiller.

Fotos hubo muchas, así que vamos a comenzar con lo que desde allí se veía de las vistas. Sirvan estas cinco de buena muestra:







































































Algunos subimos un poco más arriba, y llegamos junto a la maltrecha cúpula del observatorio. Allí, nuestro cicerone Manolo Rincón nos enseñó, de cerca, el lamentable estado en el que se encuentra la cúpula, cuya reparación es muy necesaria y urgente. Según parece, está resultando muy complicado conseguir la pequeña subvención que se precisa para su arreglo. Si alguien tiene una idea para resolver este desastre en ciernes, que la exponga. Será muy bienvenida.






















































En la terraza, se formaron grupos de forma espontánea y todos tuvimos la oportunidad de conversar con nuestros compañeros mientras paseábamos sobre la cubierta del edificio en el que tantas horas pasamos durante la adolescencia. Sin duda, uno de esos ratos relajados del día que quedarán, para siempre, guardados en nuestra memoria.


































































































































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